Vamos al comienzo, a la casilla de salida. Al principio creó Dios el cielo y la tierra (Gen 1, 1). Ese «principio» es la eternidad del Creador. Desde allí, Dios contempló la historia de los hombres, tu historia y la mía, llenas de pecado, muerte y sufrimiento. Hasta que…
En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Espera, espera, que si te cuento ahora lo de Belén y los pastores no lo entenderás. Ven, volvamos a la casilla de salida, al «principio». Dios creo todo por su Verbo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho. Y ese Verbo, contemplando la historia, tu historia y la mía, se levantó del trono.
Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros.
Vamos, ahora, a Belén con los pastores. Mira a la Virgen, a José, al Niño. Y entenderás que el Hijo de Dios, al verte sufrir, exclamó: «No lo soporto más, Padre, me voy allí a sufrir y morir con él. Derramaré el Espíritu en su alma y te lo traeré aquí, al “principio”».
Mira de nuevo al Niño. Dios ha venido a rescatarte. ¡Feliz Navidad!
(2512)