La Resurrección del Señor

24 febrero, 2024 – Espiritualidad digital

Que no te engañen

El Enemigo tienta a muchos cristianos diciéndoles que, si no siguieran a Jesucristo tan de cerca, sufrirían menos. «¿Por qué te complicas tanto con la misa diaria, la catequesis, la adoración, el rosario…? Ve a misa los domingos, confiesa de cuando en cuando, reza una oración antes de acostarte y no te compliques. Vivirías mejor». Les susurra que, sin Cristo, se sufre menos. Pero lo cierto es que, sin Cristo, se sufre más. O quizá se sufra lo mismo, todos sufrimos, pero sufrir sin Cristo es insoportable, mientras sufrir con Cristo es dulce.

Apréndelo bien: Dios no quiere que sufras, aunque tampoco te ahorrará los padecimientos de la vida. Él ha venido a sufrir contigo, para convertir el dolor en Amor.

Se transfiguró delante de ellos… ¡Maestro, qué bueno es que estemos aquí! Los sufrimientos de la vida se afrontan mucho mejor cuando se tienen momentos de cielo. La oración, la Misa, el rosario son momentos de cielo, tabores con los que el Señor hace dulces los padecimientos de la vida hasta que, cruzada la puerta santa de la Cruz, lleguemos al lugar donde todo es gozo. ¿De verdad quieres tener a Cristo «un poco más lejos»? ¡No seas bobo!

(TCB02)

Necedad para los griegos

Dice san Pablo que la Cruz es necedad para los griegos (1Co 2, 22). Porque los griegos buscan sabiduría, y Cristo, en la Cruz, se ha hecho necio según el mundo. Al mundo, Cristo crucificado le parece tonto. ¿Por qué soportas todo eso? Has venido a traerles vida eterna y no te escuchan. Te escupen, te flagelan, te coronan de espinas, te abofetean y te crucifican. Y tú, siendo Dios, ¿te dejas? ¿Por qué los soportas? Reniega de ellos, castígalos o, si no quieres, abandónalos. ¿Por qué te inmolas así por quienes te desprecian? Todo esto, y más, es el argumentario de la sabiduría del mundo.

Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Nada tiene de extraño que el Hijo de quien hace llover sobre justos e injustos derrame su sangre por todos los hombres, y para todos pida perdón. Ésa es la sabiduría de Dios.

Y tú, ¿qué prefieres, ser sabio para el mundo, o ser sabio según Dios, aunque el mundo te tenga por necio?

(TC01S)

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