La Resurrección del Señor

22 febrero, 2024 – Espiritualidad digital

Nihil sine Petro

Cuando san León Magno intervino en el Concilio de Calcedonia, todos los participantes en aquella asamblea gritaron a una: «Pedro ha hablado por boca de León».

Si Cristo se ha perpetuado en la Historia a través de su cuerpo místico, que es la Iglesia, también Pedro, a su manera, se ha perpetuado a través de la institución divina del papado. El Papa, sea quien sea, es Pedro. No del modo en que el cristiano es Cristo, desde luego, pero sí porque ha heredado aquel carisma con que Cristo bendijo a Simón. Se puede decir que, a través del Papa, Pedro sigue hablando en el siglo XXI.

En Pedro –en el Papa–, la Iglesia mira a Cristo y le dice: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. En Pedro la Iglesia recibe la gracia del Padre, que está por encima de la carne y de la sangre. Desde Pedro, esa gracia se derrama, a través de los ministros, hasta el último bautizado.

Rezar por Pedro –por el Papa– es rezar por nosotros, porque todos recibimos la gracia santificante a través del cuerpo místico. Y, en ese cuerpo, Pedro es el primer eslabón, el «dulce Cristo en la tierra».

(2202)

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad