Hoy es el día en que nos damos cuenta de que no es el resto del mundo quien lo hace todo mal, sino nosotros.
Hoy es el día en que reconocemos que nuestra conversión es urgente, porque el camino que llevamos no nos conduce a Dios, sino que nos aleja de Él.
Hoy es el día en que asumimos, de una vez para siempre, que por nosotros mismos, con nuestras solas fuerzas, no podemos convertirnos.
Hoy es el día en que nos postramos ante Dios, reconocemos y lloramos nuestras culpas, y suplicamos la ayuda del cielo.
Hoy es el día en que, por el ayuno, sabremos que sólo Dios basta, y todo lo que no es Dios nos sobra, aunque hasta hoy nos pareciera imprescindible.
Hoy es el día en que se nos anuncian la misericordia y la compasión de Dios hacia nosotros.
Hoy es el día en que Cristo es hecho pecado por nosotros, para que nosotros seamos justicia de Dios en Él.
Hoy comienza el tiempo del silencio, la misericordia, el amor y la salvación.
¿Quién dijo que la Cuaresma es triste? Es dolorosa, pero no es triste. Es el tiempo del Amor de Dios por los pecadores.
(TC0X)