La Resurrección del Señor

julio 2023 – Página 2 – Espiritualidad digital

Frente a frente

La escena es tremenda, como un duelo entre colosos. Ahí tenéis, frente a frente, a la antigua Ley y al Hombre nuevo, encarados. Y la alianza antigua, en lugar de postrarse ante quien viene a darle plenitud, le planta cara y le exige una señal: «¡Demuéstrame quién eres tú!». Esa arrogancia alcanzará su culmen cuando, en el Sanedrín, el sumo sacerdote interrogue al Mesías y le pregunte abiertamente si es el Hijo del Bendito.

– Maestro, queremos ver un milagro tuyo.

– Esta generación perversa y adúltera exige una señal; pues no se le dará más signo que el del profeta Jonás.

Estas palabras son un lamento: «No queréis hacer mi voluntad, pero me exigís que haga la vuestra. No sabéis quién soy, ni deseáis escucharme. Pues bien: os daré un muerto como señal. Seré un muerto para vosotros, no sacaréis nada de mí salvo mi cadáver».

La antigua Ley halló su redención en Pablo. Cuando aquel fariseo de Tarso se vio, como sus antecesores, cara a cara con el Mesías, en lugar de hacerle frente se postró diciendo: ¿Qué debo hacer? (Hch 22, 10).

Recuerda: No es Dios quien tiene que hacer tu voluntad, sino tú quien debes hacer la suya.

(TOI16L)

La paciencia de Dios

Siempre me ha asombrado ese Dios paciente, que deja crecer la cizaña junto con el trigo. Su campo, a los ojos de los hombres, no es, precisamente, modélico. ¿Quién es el dueño de este trigal? ¿No se da cuenta de que está lleno de cizaña? ¿Por qué no la arranca? ¿Es que ha olvidado su campo? ¿Por qué se matan los hombres? ¿Por qué se explota a niños y mujeres? ¿Por qué reinan la mentira, la violencia y la envidia? ¿De verdad queréis hacernos creer que existe un Dios? Si ese Dios del que habláis existiera, estas cosas no sucederían, Él no lo permitiría. A la vista de la propagación del mal, diremos que Dios no existe.

Dejadlos crecer juntos hasta la siega… Dios existe. Pero no es como vosotros lo imagináis. Dios permite. Dios espera. Dios sufre el mal, clavado en una Cruz, ahogado en cizaña y sembrado en un sepulcro como trigo.

Cuando llegue la siega diré a los segadores: arrancad primero la cizaña. Pero, cuando ese momento llegue, Dios querría que no quedase ya cizaña porque, merced a la sangre de su Hijo y a la entrega de los santos, toda ella se hubiera convertido en trigo.

(TOA16)

La mujer eucarística

Si yo pudiera, nombraría a María Magdalena patrona de todas las sacristanas que, en nuestras parroquias, preparan los altares, limpian los ornamentos y tienen siempre a mano el purificador más limpio para el santo Sacrificio. Porque María Magdalena es una mujer profundamente eucarística, adoradora de ese cuerpo que ella ungió y al que quiso abrazarse cuando lo vio resucitado. Ese diálogo entre la santa y Jesús junto al sepulcro desprende brillos de Eucaristía.

Dime dónde lo has puesto… Así los ojos, clavados en la Hostia, gritan a las sagradas especies, apariencia de pan. «Sé que tienes guardado a mi Amor, dime dónde lo has puesto».

María… Así, como a ella, te llama Jesús por tu nombre desde la Hostia, cuando el sacerdote la eleva tras la consagración.

No me retengas… Lo has devorado, y quisieras abrazarlo y retenerlo para que no se escape, pero Él, una vez más, pasados unos minutos, se te escurre y tendrás que esperar hasta la misa siguiente para abrazarlo de nuevo.

De tu cuerpo se marcha, pero en tu alma se queda. Ve a mis hermanos… Y tú vuelves de misa lleno de Cristo, mientras tu rostro, resplandeciente de alegría, grita: He visto al Señor.

(2207)

Mi primo, el de Zumosol

Cuando Aarón y Miriam murmuraron contra Moisés, Dios los castigó con la lepra. Moisés era el predilecto de Yahweh, y ay de quien ofenda a un predilecto del Señor. Dios defiende muy bien a los suyos. No toquéis a mis ungidos, no hagáis mal a mis profetas (Sal 105, 15). Del mismo modo defendía Cristo a sus predilectos, los apóstoles; se lanzaba «en tromba» contra quienes los acusaban. ¿Recuerdas cómo salió en su defensa cuando los fariseos se quejaron de que no ayunaban, o no se lavaban las manos antes de comer? Lo mismo cuando los acusaron de recoger espigas en sábado.

Si comprendierais lo que significa «quiero misericordia y no sacrificio», no condenaríais a los inocentes. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado. De algún modo, está diciendo: «El sábado es mío, y yo lo comparto con mis amigos. Dejadlos en paz».

Los más jóvenes no sabréis de qué escribo: Cristo es «mi primo, el de Zumosol». Como al Acusador se le ocurra ponerme la zarpa encima, no tengo más que llamarlo y ya pueden temblar todos los demonios. Ay de aquél que se meta conmigo, porque soy el preferido del Señor.

Esto vale también para ti.

(TOI15V)

Un intercambio de cruces

No se puede negar que, a primera vista, las palabras del Señor desconciertan:

Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Eso de que te inviten a descansar poniéndote una carga encima no se entiende a la primera. Imagina que te digo: «Ven, coge este piano de cola, cárgatelo a la espalda, y verás qué alivio»…

Pero lo cierto es que hay dolores que cansan y dolores que descansan. Cuando sufres a causa de tu egoísmo, y refunfuñas porque las cosas no salen a tu gusto, porque los demás no hacen lo que tú quieres, o porque tus esfuerzos han terminado en fracaso, te cansas tremendamente. No encuentras sentido a ese dolor, te parece que la vida es injusta contigo o que Dios no te quiere… y eso te hunde.

Sin embargo, cuando entregas esa pequeña cruz tuya al Señor y cargas con la suya, compartes sus dolores por las almas y te introduces en sus llagas, descubres que el Madero es lecho de descanso y tálamo nupcial, y descansas. Antes sufrías solo; ahora sufres abrazado a Él, y Él te consuela. Es el gran alivio.

(TOI15J)

La diferencia entre un santo y un tonto

Hay quien teme aspirar seriamente a la santidad, porque piensa que el mundo lo tomará por tonto y se aprovechará de él. La segunda parte es verdad: el santo está en el mundo como cordero en medio de lobos. Pero, en cuanto a la primera parte, distinguir entre un santo y un tonto no es difícil. Sólo los verdaderos tontos no saben distinguir. A Jesús lo mataron, pero nadie lo tomó por necio.

Has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. «Pequeños» no significa inmaduros. El santo, de cara a los demás, es maduro y responsable, es adulto. Sin embargo, en lo profundo del alma, es un niño de Dios, a quien, muchas veces, le basta decir «Abbá» para rezar; otras, ni siquiera dice nada, sólo abraza a Dios y se recuesta en Él. Se deja querer, se deja orientar, se deja instruir, se deja regañar… es dócil, es niño, es sabio con la sabiduría de Dios.

El tonto, en cambio, es inmaduro por fuera, como un crío. Pero después, por dentro, se encara con Dios y le dice lo que tiene que hacer, porque no quiere renunciar a sus caprichos.

(TOI15X)

Tarifa gratuita y suscripción de pago

Cuando te dicen de alguien que es «católico practicante», o que «va a misa», parece que añadieran un plus de calidad al catolicismo medio. Vamos, que la persona a quien definen así es una especie de católico «premium», frente a quien se abonó a la suscripción gratuita.

Pero es mentira. En primer lugar, porque es difícil llamar católico a quien no se alimenta en la Eucaristía, que es el lugar donde la Iglesia se sustenta. Y, en segundo lugar, porque la mera asistencia regular al templo no es garantía suficiente de discipulado.

Se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho la mayor parte de sus milagros, porque no se habían convertido. En Corozaín, Betsaida y Cafarnaún Jesús había movido multitudes, fascinadas por sus milagros y su enseñanza. Y, sin embargo, a la vista de sus lágrimas, está claro que la mayor parte de aquellas personas eran «público», es decir, gente que se sienta en el patio de butacas para mirar, escuchar y aplaudir, pero que de ningún modo están dispuestos a ponerse en pie y tomar la cruz en pos de Cristo.

No es católico quien asiste al Santo Sacrificio. Es católico quien se inmola con Cristo.

(TOI15M)

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad