La Resurrección del Señor

15 julio, 2023 – Espiritualidad digital

No es difícil escuchar a Dios

Me explicaron una vez que al buen actor de cine se lo reconoce cuando es otro actor el que habla y él debe escuchar. Prueba a fijarte en el «escuchante» y sabrás si es un buen actor. ¿Se nota, por su rostro, que está escuchando?

No es cuestión de poner cámaras ocultas en el templo, pero por la cara de quien reza deberías saber si está hablando, está escuchando, está chateando, está pensando en las musarañas o está dormido. Reza el que habla a Dios, pero reza también, y mucho, quien escucha a Dios. Y este es el momento en que muchos me preguntan: «¿Y cómo hago para escuchar a Dios?».

Perdonad, pero es una pregunta estúpida. ¡Ahí tienes su palabra! Abre el Evangelio, lee con atención, deja que esa palabra entre en ti, y estarás escuchando a Dios.

Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ese da fruto y produce ciento o sesenta o treinta por uno. No es necesario que saques conclusiones, no es una ecuación. Sólo deja que esa palabra llene por completo el entendimiento, el corazón y el alma. Saboréala, disfrútala, y ella misma dará sus frutos en ti.

(TOA15)

El miedo es esclavo

miedoNo sé quién dijo que «el miedo es libre», pero mintió. El miedo es un esclavo envidioso, que a su vez desea esclavizar al hombre. Él es esclavo del dolor y de la muerte. En cuanto sus amos aparecen, se despierta y baila para ellos. Entonces procura, mientras baila, atar al hombre de manos y pies y sellarle los labios, para que no obre como Dios quiere. «Si hablo de Dios, me atacarán»… «Si escucho a esta persona, me cargará con sus sufrimientos»… «Si salgo a misa con este calor, sufriré una insolación»…

No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No; temed al que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la «gehena». Desde que el miedo cayó cautivo, tenemos los miedos cambiados. Tememos más a la enfermedad que al pecado, y a la muerte más que a la mentira. Supón que, con una mentira, un simple «yo no lo hice», te salvaras de la cárcel… ¿Mentirías? Hace años nos protegíamos la boca con mascarilla para evitar un virus, pero con esa misma boca murmurábamos del prójimo.

O liberamos el miedo y lo ajustamos al verdadero mal, o moriremos esclavizados.

(TOI14S)

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