No es difícil escuchar a Dios

Me explicaron una vez que al buen actor de cine se lo reconoce cuando es otro actor el que habla y él debe escuchar. Prueba a fijarte en el «escuchante» y sabrás si es un buen actor. ¿Se nota, por su rostro, que está escuchando?

No es cuestión de poner cámaras ocultas en el templo, pero por la cara de quien reza deberías saber si está hablando, está escuchando, está chateando, está pensando en las musarañas o está dormido. Reza el que habla a Dios, pero reza también, y mucho, quien escucha a Dios. Y este es el momento en que muchos me preguntan: «¿Y cómo hago para escuchar a Dios?».

Perdonad, pero es una pregunta estúpida. ¡Ahí tienes su palabra! Abre el Evangelio, lee con atención, deja que esa palabra entre en ti, y estarás escuchando a Dios.

Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ese da fruto y produce ciento o sesenta o treinta por uno. No es necesario que saques conclusiones, no es una ecuación. Sólo deja que esa palabra llene por completo el entendimiento, el corazón y el alma. Saboréala, disfrútala, y ella misma dará sus frutos en ti.

(TOA15)