La Resurrección del Señor

29 julio, 2023 – Espiritualidad digital

¡Vuelve a casa!

La familia entera salió de casa en busca del niño perdido. Se dispersaron por calles, plazas y jardines, y tanto se alejaron persiguiendo el rastro, que no sabían regresar. ¡Si les hubieran dicho que el niño estaba escondido bajo la cama!

Saliste de casa, y te dispersaste buscando redención. La buscaste en el dinero, la música, el sexo, el trabajo, el ruido, la aceptación de los demás… Tan disperso estabas que olvidaste que tienes alma. ¿Cómo podrás volver a casa, si vives como un perro callejero, mendigando pan en cada puerta?

El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo. ¿No sabes que hay un campo dentro de ti? Un campo inmenso, una pradera soleada bañada por un aire fresco y limpísimo. Escondido en ese campo se encuentra Dios.

El mundo ha olvidado la existencia del alma, el perfume del silencio, y el valor del recogimiento. Busca fuera la salvación escondida dentro del hombre. ¿Quién le indicará el camino? ¿Quién le enseñará a recogerse para encontrar a Dios? Bendito quien se lo anuncie, y dichoso quien escuche y vuelva a casa, porque el niño sigue bajo la cama, y el tesoro escondido en el campo.

(TOA17)

Un amor más fuerte que la muerte

En uno de sus pasajes más poéticos, dice el Cantar de los Cantares: Es fuerte el amor como la muerte, es cruel la pasión como el abismo; Las aguas caudalosas no podrán apagar el amor, ni anegarlo los ríos (Ct 8, 6-7).

En la Escritura hay mujeres así, cuyo amor salta sobre la barrera de la muerte y sigue su camino hacia lo eterno. Marta ha enterrado a su hermano hace cuatro días y, sin embargo, no lo da por perdido: Aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá. Sigue viva en ella, junto al amor, la esperanza; y, junto a la esperanza, la fe: Señor: yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo. Y Cristo no puede resistirse ante quien se acerca a Él con las tres lámparas encendidas: Tu hermano resucitará.

Muchos creemos que María de Betania es la propia María Magdalena. También ella, en la mañana del domingo, seguirá amando con amor ardiente al Cristo a quien cree muerto. Ese amor la hará merecedora de ver su rostro antes que nadie.

Benditas mujeres, cuyo amor es más fuerte que la muerte.

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