Desde que fui trasladado de parroquia, gran parte de mi tiempo se lo lleva el tanatorio. Está frente a la iglesia, y traen aquí a difuntos de todo Madrid, qué le vamos a hacer. Hay días en que tengo hasta tres entierros. Eso me ha hecho vivir de otra manera; hablo mucho de la muerte, la tengo siempre delante. No es malo, es bueno. Me llega mucha luz.
Él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz. Creo que la vida es esto: estamos dentro, Jesús entra dentro, nos llama y nos saca fuera. Hay que ver de nuevo el episodio de Barrio Sésamo, distinguir entre dentro y fuera.
Estamos dentro, atrapados en la muerte. Nos engañamos pensando que, hasta que llegue, somos libres, pero ella está con nosotros desde que nacemos, es nuestro carcelero. Entonces llega Jesús, entra en la muerte y nos llama por nuestro nombre. Nos encamina junto a Él a la puerta de la Cruz, la cruza, la deja abierta y nos saca fuera, a la Luz, a la Vida. No morimos, nacemos.
(TP04L)