Evangelio 2025

Domingos de Tiempo Ordinario (ciclo C) – Espiritualidad digital

Más vale apóstol dormido que tibio despierto

Me la voy a jugar, y que san Pedro me corrija en el cielo si me equivoco. Pero estoy seguro de que aquella mañana Simón se durmió durante la homilía.

Subiendo a una de las barcas, que era la de Simón, le pidió que la apartara un poco de tierra. Simón volvía de una terrible y estéril noche de pesca. Estaba rendido. Sólo quería lavar las redes, tomarse el bocadillo y meterse en la cama hasta la tarde. Y llega Jesús y, sin pedir permiso, se sube a la barca para predicar. Pedro se lo permitió, pero ¿de verdad creéis que aguantó despierto? ¡Venga!

Y, con todo, ¿a quién aprovechó más el sermón, a quienes lo oyeron desde la distancia, o a quien, aun dormido, había dejado a Jesús tomar posesión de su barca?

Cuando escuchas a Cristo a distancia, llegas, rezas y te marchas agradeciendo que el sacerdote no se haya alargado o quejándote de que se alargó. Luego tu vida sigue donde la dejaste hasta el próximo domingo. Pero cuando dejas que Cristo se meta en tu vida, la ponga patas arriba y dirija tu barca… Desde ahora serás pescador de hombres. Aunque te duermas en el sermón.

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Un Dios escondido

Imagínate la sorpresa de los vecinos. Un sábado más, toca sinagoga. ¿Quién hace la lectura? Mira, es Jesús, el hijo de María.

Coge el rollo del profeta.

El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido.

Pero, cuando termina la lectura, sus palabras caen como un rayo en la sinagoga: Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír.

Pero éste ¿quién se ha creído que es? Si es el carpintero, el año pasado me arregló la puerta de casa. ¿Cómo habla así? ¿Ha enloquecido?

No te extrañe el asombro. Más bien, piensa que, de 33 años de vida, Jesús pasó 30 (el 90%) escondido, haciendo una vida normal entre vidas normales.

Es verdad: tú eres un Dios escondido (Is 45, 15). Siglos de escondimiento en el cielo. Y, cuando viene a la tierra, se esconde en el seno de una Virgen. Y, cuando es dado a luz, se esconde en una aldea treinta años. Tres de vida pública, y se esconde en un sepulcro…

Recuérdalo, que eres su hijo. No tienes que ser famoso; tienes que ser santo. Y no hay mejor aventura que la de ser santo a escondidas, viviendo santamente una vida normal.

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Los verdaderos novios en las bodas de Caná

Estos breves comentarios no quieren ser clases de teología, pero vendrá bien apuntar hoy que la Virgen es llamada esposa de Cristo. Y que los verdaderos esposos, en las bodas de Caná, son Cristo y María. Para entenderlo basta con superponer la escena en el retablo de la Pasión.

Diréis que la esposa de Cristo es la Iglesia. Pero, en la Cruz, la Iglesia era María. Ella recoge la sangre redentora de Jesús y da a luz al primer cristiano, Juan, llamado allí mismo hijo suyo. Ella es cónyuge de Cristo, porque en el Calvario se unce al mismo yugo suave de su Hijo.

No tienen vino, dice la madre. Les falta tu sangre, el vino nuevo. No ha llegado mi hora, responde el Hijo. En el Calvario habrá llegado la hora. Haced lo que él os diga, dice la Virgen a los sirvientes. Haced lo que él os diga, nos dice, junto a la Cruz, a quienes allí nacemos a una vida nueva como hijos de Dios y de María.

Has guardado el vino bueno hasta ahora, dice el mayordomo al esposo. Y así dice la Virgen mientras recoge la sangre del costado y la distribuye entre sus hijos.

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