La Resurrección del Señor

27 julio, 2024 – Espiritualidad digital

Un personaje secundario

Desconocemos el nombre del muchacho. Es un personaje secundario en la escena, ni eso, es casi un «extra» a quien le cobraron en lugar de pagarle. No ha pasado a la posteridad como los apóstoles. Nadie pensó nunca en canonizarlo (¿cómo, si no tiene nombre?). Y, sin embargo, toda la escena depende de él. Sin él, aquella multiplicación de los panes y los peces no habría sucedido.

Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos? Al pequeño Francisco Bernardone le dijo el crucifijo de san Damián: «Francisco, repara mi iglesia, que se desmorona». Y él creyó que se refería al templo de piedra; ése lo podía reparar. Pero Jesús le hizo ver que no se refería a las piedras, sino a las almas. ¿Qué es eso para tantos? ¿Cómo yo, un pobre hombre, podré reparar la Iglesia de Cristo?

El niño le dio a Jesús cuanto tenía. No se guardó un pan «por si acaso»; lo entregó todo. Quienes entregan a Dios el 90% de cuanto tienen no disfrutan ni de Dios ni del 10% que se guardan. La entrega debe ser total.

Jesús hace milagros con niños así.

(TOB17)

Un decreto misterioso

Es un decreto misterioso: Dejadlos crecer juntos hasta la siega. En virtud de esta divina disposición, Dios permite que convivan, en el mundo, el trigo y la cizaña, el bien y el mal, la pureza y la inmundicia.

Más aún, dentro de nosotros, en virtud de ese decreto, se mezclan también trigo y cizaña. Padre, no sé si esta obra buena la hago por Dios o porque me siento bien. Por las dos cosas, hijo, por las dos cosas.

Trigo y cizaña se mezclan en nuestras obras, y diez minutos después de salir de Misa ya hemos pecado. Se mezclan, también, en nuestros pensamientos, que, tras elevarse a las alturas del cielo, se encuentran hozando en las miserias terrenas. En nuestros sentimientos conviven el amor a Dios con el rencor y la envidia… Tratamos, cada día, de purificarnos, de vivir del trigo y soportar pacientemente la cizaña sin permitir que invada nuestra voluntad, pero… ¿llegaremos a vencer totalmente al pecado antes de morir?

Hay un lugar, en lo más profundo del alma en gracia, donde todo es trigo. Allí se ha realizado ya la limpieza final, y sólo Cristo reina. Pero pocos alcanzan a entrar en ese lugar. Bienaventurados ellos.

(TOP16S)

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