(Sin perdón): La culpa es tuya

La culpa la tienen los demás, ya sabes. No es que hayas perdido la paciencia, es que no te dejan en paz. No es que estés de mal humor, es que, con éstos, no es para menos. No es que hayas dejado la oración, es que no te dejan rezar con tanto pedirte cosas. No es que estés juzgando al prójimo, es que son todos unos impresentables. No es que no hagas bien tu trabajo, es que te lo ponen imposible.

Pero no tienes razón. Porque si tu vida estuviera asentada en Cristo, nada ni nadie te haría perder la paciencia ni, desde luego, la paz. Fíjate en aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca.

Si sigues engañándote y culpando a los demás, tus males no tienen remedio. Porque ellos no van a cambiar porque tú te enfades. Pero si quieres afrontar la verdad, verás que la culpa es tuya, que eres tú quien debes cambiar para asentar tu vida sobre la Roca, que es Cristo. En ese caso, felicidades: todo tiene arreglo. Conviértete.

(TA01J)