¿Pero en qué estoy pensando?

El largo «cara a cara» entre Jesús y los judíos que nos presenta el evangelio de Juan no es una tertulia de sobremesa. Hay quien dice que estos diálogos pertenecen al juicio de Cristo ante el Sanedrín. Yo no lo sé, me parece largo para un juicio en el que Jesús callaba, pero doctores tiene la santa Madre Iglesia. Lo que sé es que estas palabras no se pueden escuchar desde una butaca, ni desde un banco de la Iglesia. Es preciso ponerse enfrente, dejarse herir por ellas, si uno quiere que le aprovechen.

Y no es fácil. Porque es duro escuchar: tratáis de matarme, cuando yo no trato de matar a Jesús. Pero mis pecados lo están matando y, mientras siga tratando de pecar, estoy tratando de matar al Señor.

Sucede, como dice Jesús, porque mi palabra no cala en vosotros. Si, en lugar de dirigir mi mirada a las diez mil estupideces que, por parecerme importantes, me apartan de Cristo, pasara yo el día pendiente de su palabra, entonces esa palabra se cumpliría en mí: Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.

La pregunta clave es: ¿Pero en qué estoy pensando cuando no pienso en Dios?

(TC05X)