¿Pudo Pedro no negar al Salvador? Una vez que Jesús le dijo: No cantará el gallo antes de que me hayas negado tres veces, ¿era la traición su destino inevitable? Si no conozco mi futuro, soy libre para escribirlo. Pero si Dios mismo me desvela lo que haré, ¿podré escribir, con mi propia letra, palabras distintas de las anunciadas por Él?
Podré. Y Pedro pudo no negar. Más aún: Si Jesús le anunció su pecado fue, precisamente, para que lo evitase. Como una madre que, viendo a su hijo salir de casa sin abrigo en invierno, le advierte: «Te vas a resfriar». ¿Acaso no es una forma de pedirle que se ponga el abrigo?
Lo único que podemos concluir es que Simón estaba sobre aviso. Y que, aun estando sobre aviso, no evitó el pecado.
Adonde yo voy no me puedes seguir ahora. No me puedes seguir ahora, porque amas más tu propia vida que a mí. Si cambiaras tus amores, si me amases como yo te amo, más que a tu vida, podrías venir conmigo.
No pecamos porque odiemos a Cristo. Pecamos porque amamos más nuestra propia vida que a Él. Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.
(MSTO)