Guarda los perros

El anuncio de Juan es un «clásico» del Adviento: Preparad el camino al Señor. Pero ¿qué quiere decir? ¿A qué camino se refiere?

Todos los días salgo a rezar el rosario por las calles de mi parroquia, y, al pasar junto a determinados chalets, me sobresaltan los ladridos de perros furiosos que se echan contra el seto deseando devorarme. Como ya me conozco qué casas son, conforme me acerco rezo para que no se despierte el sabueso de los Baskerville. Y pienso: «Como un día me llamen de esa casa para llevar la comunión a un enfermo, les diré que, si no guardan a esa fiera, el enfermo se muere sin comulgar». Es decir, tendrán que prepararme el camino.

Vives en un fortín. Mientras nadie amenace tu «zona de confort», tratas bien, de ventana a ventana, con el vecino de al lado. Y mientras Jesús no cruce la puerta del jardín, ya te encargas tú de salir a rezar y hablar con Él. Pero como alguien te rompa los planes, o te perturbe denunciándote un defecto, le echas los perros.

Cristo viene a invadir tu vida. Y, como no te dejes invadir, no entrará. Prepárale el camino, guarda los perros.

(TAB02)