Tú tienes vocación

Ahora mismo, en buena parte de los ambientes cristianos, si una madre te dice: «mi hijo tiene vocación» ya lo imaginas vestido de clérigo. Y si «mi hija tiene vocación», ya la ves con el hábito y la toca. Vaya, qué mala suerte, tu hija tiene vocación y mi hija tiene varicela.

Solemos referir la palabra «vocación» a estados de vida que conllevan celibato o virginidad. Lo demás no sé qué será, supongo que, como los demás no tienen vocación, tendrán que casarse, pobrecitos. Y así, cuando leemos las frases más exigentes de Jesús, las apartamos. «No temas; desde ahora serás pescador de hombres». Entonces sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron. Bah, sáltatelo. Eso es para los que tienen vocación. ¡Garçon, otra de gambas, s’il vous plait!

Tú, que te vas a casar en octubre, tienes tanta vocación como yo, que soy párroco. Y como tú, que tienes cinco hijos y un marido zurdo. También vosotros debéis dejarlo todo para seguir a Cristo, y no apegaros a nada, y estar dispuestos a darle cuanto os pida. Porque el seguimiento de Cristo, para los célibes, las vírgenes, los novios y los casados, es incompatible con cadena alguna.

(TOI22J)