La Virgen es nuestra madre. San José, nuestro padre. Jesús, nuestro Pastor y Redentor. El ángel custodio es el amigo que se preocupa por nosotros.
¿Cómo tratas a tu ángel? Él está siempre pendiente de ti. ¿Le prestas atención? ¿Le has puesto nombre? ¿Le saludas por la mañana y le das las buenas noches antes de dormir? ¿Acudes con frecuencia a él? ¿Le agradeces su protección?
Sé que son muchas preguntas. Pero es de bien nacidos ser agradecidos. Si vas por la vida con escolta, y encima gratis, porque esa escolta corre por cuenta de Dios, qué menos que tener detalles con tu protector.
Ponle nombre, que no todos los ángeles tienen por qué llamarse Ángel. Cada mañana, después de ofrecer a Dios el día y ponerte en manos de la Virgen, salúdale, que ha estado a los pies de tu cama toda la noche. Y, durante el día, habla con él, acude a él para que te ayude en tu oración y en las vicisitudes del día a día. Muchos lo invocamos para encontrar aparcamiento en la ciudad, para que nos proteja en los viajes, para que cuide nuestra casa…
Hazte amigo de tu ángel. Es un gran compañero.
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