La Resurrección del Señor

Domingo de la Divina Misericordia (Ciclo A) – Espiritualidad digital

Salvados por un baño a tiempo

divina misericordiaEn ocasiones nos sucede a los párrocos, cuando una familia pide un funeral, que quieren darnos la homilía hecha: «Diga que fue él quien pagó la calefacción de la iglesia; diga que era muy generoso con todos; diga que siempre estaba de buen humor…» No es agradable pedir a los deudos que no adornen el altar con fotos del difunto; en el templo sólo debe haber imágenes de los santos. Pero, sobre todo, no es fácil que entiendan que ningún difunto se salvará por haber sido bueno, sino porque Dios es bueno. Y que un funeral no es un homenaje al difunto, sino a la misericordia de Dios.

Sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados». Es la divina misericordia, no nuestros méritos, la que nos hace buenos. Hoy instituye el Señor ese precioso sacramento de la penitencia, y lo hace soplando, como creó Dios al primer hombre. Dios no ignora nuestros pecados. Pero, pecadores y todo, nos ama, nos limpia y nos convierte en hombres nuevos.

Me gustaría más que, ante un difunto, me pidieran: «Diga que se bañó en el agua del costado de Cristo; se confesó».

(TPA02)

“Evangelio

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