Nicodemo empanado

NicodemoImaginad la cara de estupefacción de Nicodemo al escuchar las palabras del Señor. En mi época (el siglo pasado), habríamos dicho que se quedó «a cuadros». Hoy dirían que Jesús «rayó» a Nicodemo y Nicodemo se quedó «empanado». Yo también quedo empanado cuando comulgo.

¿Tú eres maestro en Israel, y no lo entiendes? Si os hablo de las cosas terrenas y no me creéis, ¿cómo creeréis si os hablo de las cosas celestiales?

Las cosas terrenas son las que pueden transmitirse en palabras. Tenéis que nacer de nuevo; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Todo ello, por misterioso que parezca, es terreno, como terrenos son los sacramentos. Hace referencia a esa parte de la tierra que Dios pisa para entrar dentro del hombre.

Pero ¿cuáles son las cosas celestiales? No os lo puedo decir. Son realidades inefables que transmite el Espíritu a las almas escogidas. Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena (Jn 16, 12-13). Las cosas celestiales las conocen quienes saben escuchar el silencio de Dios.

(TP02M)

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