La religión del ateo
La salud es la religión del ateo. Ya sabes, lo que importa es tener salud. ¿Qué pides para el año nuevo? Sobre todo, salud. Es una religión raquítica, llega la muerte, se cae el ídolo y se viene abajo todo el montaje, como en «Barbie». Me ha hecho gracia esa película.
Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Qué suegra tan lista. Ella sola basta para dejar en evidencia a todos los idólatras de la salud. Porque, cuando el Señor la sanó, impartió una lección magistral a multitud de necios que en el mundo han sido: La salud se nos ha dado, no para que la disfrutemos, sino para que la entreguemos, para que la empleemos en servir a Cristo, el Dios verdadero, y al prójimo.
Si lo que importase fuera tener salud, estaríamos todos abocados a la desgracia. Pero si lo que importa es servir y amar a Dios, entonces la salud sirve para gastarla, y la enfermedad para ofrecerla junto a la Cruz y redimir, con ella, al mundo entero. De ese modo, en salud y enfermedad, el Amor de Dios todo lo llena.
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