La fidelidad de uno

Leemos el Evangelio, lo disfrutamos, damos gracias al Señor por su palabra y la guardamos en el corazón. Pero no consideramos qué habría sido de nuestras vidas si una persona que vivió hace dos mil años no hubiera sido fiel. Hubo un médico que aceptó la llamada de Cristo. Pero si ese médico, san Lucas, no hubiera sido fiel…

No conoceríamos el diálogo entre la Virgen y Gabriel.

No conoceríamos a Zacarías e Isabel.

No conoceríamos parábolas como la del hijo pródigo, el buen samaritano, u otras.

No sabríamos que Jesús sudó sangre en Getsemaní.

No sabríamos que Jesús pidió perdón para sus verdugos desde la Cruz.

No conoceríamos al buen ladrón.

No conoceríamos a los discípulos de Emaús.

No existiría el libro de los Hechos de los Apóstoles.

Y habría muchos más detalles que desconoceríamos, y que omito por razones de espacio.

Puffff… ¿Te das cuenta de la importancia de la fidelidad de una persona? No reparamos en ello, porque todos esos textos son palabra de Dios y se los agradecemos al Espíritu Santo. Pero, si Lucas no hubiera sido dócil, no podríamos.

¿Has pensado alguna vez en lo que depende de que tú seas fiel? Ni lo imaginas.

(1810)