El secreto de José
¡Qué sencillo es el secreto de José! Se puede resumir en una frase: Conocer la misión que Dios te ha encomendado, y entregar la vida a esa misión. Punto.
Ayer me comentaba un feligrés que, en América Latina, no se usa el verbo «desvivirse». Qué lástima, es un verbo precioso. Y define a la perfección lo que hizo José. Su vida fue un desvivirse para que María y Jesús vivieran.
José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dios puso en sus jóvenes manos sus tesoros más preciosos: a su Hijo único y a su esposa. Y José los custodió, pero no como quien custodia un collar en un joyero, sino dando la vida, desviviéndose día a día por María y Jesús. Y todo ello lo hizo en silencio, como quien se encoge de hombros y se quita importancia. ¡Es tan fácil querer a san José!
Recuerda el secreto de José, es sencillo: No tienes que inventar nada, ni cargarte de iniciativas, sino desvivirte por lo que el Señor te ha encargado custodiar: tu fe, la limpieza de tu cuerpo, tu familia, tus amigos… ¡tu alma!
(1903)