¿Dónde, Señor?

hijo del hombreA lo largo de la Historia, nunca han faltado profetillas de medio pelo que han vaticinado el fin del mundo a fecha fija. Desde Montano y Savonarola, hasta el día de hoy. Obviamente, todos ellos han fallado porque, de otra forma, ni yo me habría tomado el café esta mañana, ni vosotros estaríais leyendo estas líneas. La costumbre no se ha perdido; también hoy tenemos voceadores de la gran catástrofe que parecen no haber aprendido la lección.

Lo que me hace gracia es que, en el evangelio de hoy, tras anunciar Jesús los signos que precederán a su segunda venida, los apóstoles no preguntan «¿cuándo?», sino ¿dónde, Señor?  La respuesta de Jesús es de lo más críptica: Donde está el cadáver, allí se reunirán los buitres.

Me gusta la traducción que hace el P. Brukberger de estas palabras en su «Historia de Jesucristo». Cambia «cadáver» por «cuerpo» y «buitres» por «águilas». Y el resultado es asombroso: vemos a la Iglesia agrupada en torno a la Eucaristía como las águilas en torno a la presa. Y, entonces, la respuesta al «¿dónde?» es: en el altar. Si, cuando vuelva, el Señor nos encuentra reunidos en torno al altar, seremos llevados con Él.

(TOI32V)