Don torpe del volante

¿Qué sientes cuando conduces por una carretera en la que está prohibido adelantar, y vas detrás de don «torpe del volante», que circula a 20 kms/h? La ansiedad se dispara, hasta que ves cerca tu desvío y sueñas con abandonar esa carretera y olvidarte de él. Pero, al llegar al desvío, don torpe del volante te persigue por delante (rima), y se desvía también por allí… ¡Otros ocho kilómetros detrás de él! Bueno, no voy a ensañarme, porque reconozco que, a veces, soy yo el de delante. Pero, ¿a que fastidia sentir que estás en manos de otra persona, y que no puedes hacer lo que quisieras porque dependes de él?

El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres. Esto son palabras mayores, y que se arrodille don torpe del volante. Porque el propio Dios encarnado, rey de reyes, que podría controlar a la Humanidad entera, se ha entregado rendidamente a los hombres, y los hombres lo hemos clavado en una Cruz. Y se entrega en manos de los sacerdotes en la Eucaristía, y en la vuestras cuando comulgáis…

¿De verdad nos vamos a enfadar cuando sintamos que nuestras vidas están en manos de otros?

(TOI25S)