«Padre, no tengo fe»… Me río por dentro, porque conozco bien al penitente. Y digo por fuera: «Si no tuvieras fe, estarías tomando una cerveza en el bar, y no arrodillado en un confesonario delante de un sacerdote feo que huele a tabaco. Te sucede que no sientes la fe, pero tenerla… ¡Vaya si la tienes! Aunque no sabemos cuánta».
Auméntanos la fe… Qué oración tan hermosa. Precisamente porque no sabemos cuánta fe tenemos, haríamos bien en repetirla muchas veces al día. Quizás nuestra fe es menor que un granito de mostaza. Porque si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: «Arráncate de raíz y plántate en el mar», y os obedecería. Yo no necesito arrancar ninguna morera, pero creo que, si tuviéramos fe como un granito de mostaza…
… Veríamos la majestad de Cristo en cada sagrario y en cada Hostia.
… Veríamos miríadas de ángeles alrededor del altar en cada Misa.
… Veríamos al Señor, a la Virgen y a nuestro ángel custodio junto a nuestra cama cada mañana al despertar.
Y, quizás, si tuviéramos fe como un granito de mostaza, pediríamos a Dios cosas distintas de las que le pedimos.
Auméntanos la fe.
(TOC27)