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Viernes de la 33ª semana del Tiempo Ordinario (Ciclo par) – Espiritualidad digital

La cueva de bandidos y la casa de oración

Una casa tiene puertas; una cueva no es más que un boquete en la roca. En casa hay una chimenea que caldea el aire en invierno; en una cueva te mueres de frío. La casa se barre y está limpia; la cueva está sucia y llena de tierra. En casa vive la familia, y se convierte en hogar; en la cueva se refugian los ladrones y fugitivos.

¿A qué se parece más tu alma, a una casa o a una cueva?

Escrito está: «Mi casa será casa de oración»; pero vosotros la habéis hecho una «cueva de bandidos». El alma en pecado es una cueva de bandidos. Allí se esconde la maldad mientras el hipócrita procura mostrar buena cara.

Tú vive siempre en gracia de Dios. Y, para ello, confiesa tus pecados con frecuencia. Así Cristo morará en tu alma, y será casa de oración. El Espíritu será el fuego que la convierta en hogar cálido, donde te protegerás del frío de este mundo. Vive de tal modo que, en cualquier momento, mientras compras, mientras trabajas o mientras conduces, puedas recogerte y refugiarte allí. Encontrarás, en ese templo, silencio y paz cuando por fuera el aire se llena de ruido.

(TOP33V)

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