La Resurrección del Señor

Viernes de la 31ª semana del Tiempo Ordinario (Ciclo impar) – Espiritualidad digital

Una quita de deuda

La parábola del administrador infiel es muy singular. Sólo la cuenta san Lucas, y su enseñanza final se resume en que los «buenos» parecen tontos. Hasta los «malos», por sus caminos, alcanzan la sabiduría que no alcanzan los «buenos».

Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su propia gente que los hijos de la luz.

Aquel administrador corrupto, una vez descubierto su fraude, necesitaba que los demás tuvieran misericordia de él. Por eso, comenzó por ser él misericordioso con los deudores de su amo. – ¿Cuánto debes a mi amo? – Cien barriles de aceite. – Toma tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta.

No hace falta que eches mano de la virtud, si no la tienes. Echa mano del sentido común. Si hoy te llamase Dios a su presencia, ¿no necesitarías que fuera misericordioso contigo? Y ¿cómo esperas que lo sea, si no has sido capaz de perdonar a tus hermanos? La antigua traducción española del Padrenuestro rezaba: «Perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores».

Por tanto, si, aunque no seas bueno, eres listo, empieza a llamar a tus deudores y trátalos como quisieras ser tú tratado cuando te llame ese Dios a quien tanto debes.

(TOI31V)

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