La Resurrección del Señor

Memoria de Ntra. Sra. la Virgen del Rosario – Espiritualidad digital

La dulce cadena que nos ata a la Virgen

Las modernas apariciones de Lourdes y Fátima están llenas de anécdotas relativas al santo Rosario. La Virgen parece empeñada en que lo recemos, y en que sepamos que le agradan nuestros rosarios. Cuando Bernardita, ante la Señora que se le aparecía en la gruta de Masabielle, intentaba pasar las cuentas de su rosario, no podía hacerlo si no las movía a la vez que la Virgen. Es gracioso, la Virgen pasaba las cuentas, pero era la niña quien rezaba; no iba la Virgen a rezarse a sí misma. Así sabíamos que ella lleva cuenta de nuestras avemarías. En Fátima, el pequeño Francisco había inventado un rosario «abreviado»: «Dios te salve María, Dios te salve María, Dios te salve María»… ¡Hala, así diez veces y un misterio! Y cuando Lucía pregunta a la Señora si Francisco iría al cielo, ella responde: «Sí, pero debe rezar bien sus rosarios». Era una humorada, un guiño de madre.

En todo caso, déjame decirte que un rosario mal rezado vale infinitamente más que el rosario que no se reza. Y un rosario bien rezado, contemplando los misterios, es oro.

Aunque lo reces mal, rézalo todos los días. Pero haz todo lo posible por rezarlo bien.

(0710)

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