La Resurrección del Señor

Martes de la 24ª semana del Tiempo Ordinario (Ciclo impar) – Espiritualidad digital

María y la viuda de Naín

Llevemos la mirada al corazón humano del Salvador. Y a esa marejada de emociones que debió desatarse en su interior al entrar en Naín mientras sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda. También Él, no lo olvidemos, era hijo único de su madre, y también su madre era viuda. Aquella escena era el anticipo de la Piedad. ¡Cómo no iba a conmoverle el corazón, si sabía cómo iba a morir, y cómo una espada taladraría el corazón de su madre!

«¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!» El muerto se incorporó y empezó a hablar, y se lo entregó a su madre. A esta mujer Jesús le ahorró el entierro de su hijo. A su madre no le sería ahorrado.

Con todo, ¿cuál de las dos mujeres recibió más? La viuda de Naín recobró a su hijo para esta vida; la cancelación del entierro no fue sino un aplazamiento. La Virgen, sin embargo, recuperaría a su Hijo para el cielo, y reinaría con Él eternamente.

¿Y nosotros? A nosotros no nos devuelve Jesús nuestros muertos para esta vida, sino que los lleva al cielo para que desde allí nos ayuden y nos esperen.

(TOI24M)

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