La Resurrección del Señor

Martes de la 13ª semana del Tiempo Ordinario (Ciclo impar) – Espiritualidad digital

¿Podrán los hombres amar a un Dios dormido?

Cuando amas a alguien, ¿lo amas por lo que hace, o por lo que es? La respuesta es obvia: o lo amas por lo que es, o no lo amas. Una madre mira a su bebé dormido y se le derrite el corazón. Aunque no está haciendo nada, él mismo es un tesoro para ella.

Sé que amar a Dios «por ser Vos quien sois» es una prueba para la fe. Porque el hombre, acosado por la angustia, siempre quiere ver a Dios en acción. Y busca desesperadamente milagros, apariciones, fenómenos sobrenaturales… ¡Señor, sálvanos, que perecemos!

Al Dios dormido el hombre no sabe mirarlo con los ojos con que la madre contempla a su bebé. El niño ha crecido, tiene 16 años y son las once de la mañana: «¿Qué haces todavía en la cama, perezoso? ¡Levántate y trabaja!»

¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe? Necesitamos fe para mirar a Dios. Porque su estado natural en esta tierra es el sueño. Dormido lo recibes en la comunión, dormido está en el sagrario… y durmiendo en una cruz, acostado en un sepulcro, nos redimió.

Sólo cuando nos enamoremos del Dios dormido entenderemos lo que hace cuando duerme: ser Dios.

(TOI13M)

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