Dime cuál es peor ceguera: la de quien nada ve, o la de quien ve demasiado.
Señor, que recobre la vista. Lo pedía un pobre hombre que no veía nada. Pero conozco yo a personas que nada ven y, en medio de esas sombras, contemplan abismos de Amor y belleza.
Señor, que recobre la vista. Te lo pido yo también, Señor, porque veo demasiadas cosas, y todas ellas son tinieblas que me ciegan y me impiden verte a Ti. Si me concedes la dicha de tu rostro, ya no fijaré mis ojos en nada ni en nadie más que en Ti, y tu claridad alumbrará mi alma. Entonces, esas cosas que ahora me ciegan, esclarecidas por tu resplandor, también me hablarán de Ti.
Tú eres la luz. Y quien no te ve camina en la peor de las cegueras: la de las pantallas de los teléfonos móviles, la de los rostros sin brillo, la de los cuerpos sin alma, la de calles y edificios sin vida. Dime si no es ceguera mirar a un sagrario y ver una caja, mirar a un altar y ver una piedra, mirar a un hombre y ver sólo carne.
Señor, que recobre la vista.
(TOI33L)