La Resurrección del Señor

Jueves de la 3ª semana de Cuaresma – Espiritualidad digital

Para recoger lo que está disperso

Poco a poco, día a día, nos vamos acercando al Calvario. Allí veremos al buen Pastor subido a la Cruz, llamando desde el Leño a sus ovejas. Y rezaremos, con la liturgia: «Bien sé, pastor divino, que estás subido en alto, para llamar con silbos tan perdido ganado». San Juan nos describirá, por adelantado, la escena: Jesús iba a morir por la nación; y no solo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos (Jn 11, 51-52).

A eso ha venido Cristo a la tierra: a recoger lo que, a causa del pecado, estaba disperso: El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama. También Isaías dirá: Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino; y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes (Is 53, 6).

Recogemos nosotros con Él cuando vamos agrupando todo lo nuestro y se lo entregamos: el pensamiento, la memoria, los afectos, nuestros bienes, nuestras amistades, nuestra familia… Pregúntate: ¿Qué queda en mí que no sea suyo, qué me falta por recoger?

Te sugeriré una respuesta: almas. Almas perdidas, desparramadas, a las que debemos acercarnos con cariño para recogerlas y llevarlas al buen Pastor.

(TC03J)

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad