¡Qué bien pueden aplicarse a la Historia de nuestra patria aquellas palabras del Señor!:
Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen.
Porque en España se ha escuchado y se ha cumplido mucho la palabra de Dios. Ni siete siglos de dominación musulmana lograron extinguir esa semilla sembrada en los corazones de los hispanos. Y se cumplió y floreció hasta tal punto que se extendió más allá del Océano y se propagó por toda América. Ningún país ha dado más alegrías a la Iglesia que España.
Pero vivimos tiempos convulsos, y los relatos de conveniencia quieren suplir a la Historia. No importa que sean mentira, si son voceados y aceptados sin respuesta. Quienes difundieron el Evangelio de Cristo son ahora los tatarabuelos del fascismo. Y deben pedir perdón a los apóstoles de los nuevos evangelios: el lenguaje inclusivo, el transgénero, el feminismo, el animalismo, el veganismo, el homosexualismo, el aborto, la eutanasia… Quienes acusan a la Iglesia de arrasar las culturas indígenas pretenden arrasar el cristianismo y poner en su lugar las nuevas doctrinas.
La misma Virgen del Pilar que animó a Santiago nos anima hoy a nosotros. Urge una nueva evangelización de España y desde España.
(1210)