La Resurrección del Señor

Fiesta de Ntra. Sra. la Virgen del Pilar – Espiritualidad digital

Apóyate en mí

¡Qué preciosa alabanza, la que brotó de aquella mujer de entre el gentío!: Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te criaron. Es todo un canto a la Encarnación del Verbo y a la maternidad divina de María. Bendito vientre, benditos pechos, porque de ese cuerpo tomó cuerpo el Verbo divino. La carne que comulgamos cada día ha salido de ese vientre.

Y hoy, fiesta de la Virgen del Pilar, la contemplamos como la contempló el apóstol Santiago: subida a la columna, apoyada en la Roca. Esa pequeña imagen venerada en Zaragoza nos habla de la Virgen como la mujer fuerte a la que ensalzan las Escrituras. Su fuerza no viene de ella misma, sino del hecho de estar apoyada en Dios. Ella, María, es la casa edificada sobre la Roca.

Le dice al apóstol, y nos dice a nosotros, con su presencia sobre el Pilar: «No temas, apóyate en mí, que yo estoy firmemente apoyada en Él. Si te apoyas en mí, no caerás».

Un rosario, una mirada cariñosa a una imagen de la Señora, una jaculatoria tomada de las letanías lauretanas, el Ángelus rezado con pausa a mediodía, tres avemarías antes de dormir… ¡Bien apoyado!

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