La Resurrección del Señor

19º Domingo del Tiempo Ordinario (Ciclo A) – Espiritualidad digital

Un chapuzón fuera de hora

Supongo que es causalidad, pero está bien situado este evangelio a mediados de agosto, cuando los calores del verano llevan a media España a buscar el agua de las playas y piscinas para refrescarse. Lo malo del chapuzón de Pedro es que no fue precisamente un baño deseado. Tú hubieras aprovechado para hacerte unos largos en el Mar de Galilea… pero no.

No, porque no son aguas de recreo. Son las aguas de la muerte, que te engullen en medio de la noche. ¿No has tenido nunca la sensación de «no hacer pie», de no encontrar un punto de apoyo, de estarte ahogando y no poder respirar porque has perdido el control y la vida te traga? Se llama angustia, y es el preludio de la muerte.

Señor, sálvame. Es la única oración posible en los momentos de angustia. Enseguida Jesús extendió la mano. Y la mano tendida de Cristo, la única salvación. Cógela, reza, abrázate fuertemente al Crucifijo. Y tu muerte se convertirá en bautismo. Y, en adelante, sabrás que tu punto de apoyo no está bajo los pies, donde las aguas te tragan. Está ante tus ojos. Míralo a Él, aunque sea de noche, y no te hundirás.

(TOA19)

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