Las patatas fritas no tienen secretos para mí. Cojo una patata, la pelo y la parto en tiras con el cuchillo. Es una sola patata, pero, una vez partida y pasada por la sartén, lo llamo «patatas fritas». Así, de una patata, hago varias.
Lo difícil es lo contrario. Hacer, de varias, una sola. Adams y Jefferson, al fundar los Estados Unidos de América, inventaron aquel lema: «E pluribus unum». Pero era un lema. Los americanos son cada uno de su padre y de su madre. Nunca mejor dicho.
Lo imposible lo ha hecho posible Cristo con inmenso dolor e inmensa gloria. Que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti. Ha sufrido en la Cruz el desgarro de los hombres, dispersos como ovejas sin pastor. Ha gritado desde lo alto del Leño llamando a cada uno. Y ha entregado su Espíritu a quienes nos hemos acercado a esa fuente de agua y sangre para que seamos uno en Él. De muchos ha hecho uno.
Cristo sigue sufriendo, llamando, entregando su Espíritu. Porque la unidad completa no está lograda aún. Súmate a ese dolor y a esa llamada. Busca a quienes están lejos. Háblales de Dios.
(TP07J)