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Espiritualidad digital – Página 16 – Brevísima homilía diaria, por José-Fernando Rey Ballesteros

ESPIRITUALIDAD DIGITAL

La gran revelación

La revelación más atrevida del Antiguo Testamento tuvo lugar cuando, escondido entre las llamas de una zarza que ardía sin consumirse, Dios reveló su nombre a Moisés. Pero ese nombre revelado el hombre no lo debía pronunciar, salvo en muy contadas ocasiones, para que no pareciese que podía tomar posesión de su Creador. Más adelante, Moisés pidió a Dios que le mostrase su rostro, pero no le fue dado. Dios sólo le permitió ver su espalda.

El Espíritu de la verdad recibirá de lo mío y os lo anunciará. Todo lo que tiene el Padre es mío.

¡Cómo no dar gracias por vivir en los tiempos de la Redención! En Cristo, Dios ha corrido el velo de pudor que lo ocultaba y ha mostrado al hombre su misterio, su verdadero rostro. Y es tan hermoso que jamás podrá un mortal cansarse de contemplarlo. Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo, tres personas distintas y un solo Dios verdadero. Un Dios que ama, que dialoga, que recibe y se entrega sin cesar como una fuente inagotable de Amor y de Vida.

No temas a la palabra «misterio». No es sinónimo de algo oscuro e indescifrable. Es una invitación a la contemplación.

(STRC)

El pacto de los hermanos Marías

El escritor español Julián Marías contaba que, de niño, hizo un pacto con su hermano: Ninguno de los dos mentiría jamás. En lo que a él respecta, aseguraba haberlo cumplido. Y así debía ser, porque, de otra forma, lo habría incumplido al decir eso.

Que vuestro hablar sea sí, sí, no, no. Toda mentira viene del Maligno, el llamado padre de la mentira. No hay mentiras piadosas; piadosos son los padrenuestros, jamás las mentiras. Dejando aparte las bromas (que son otra cosa), un cristiano no debería mentir nunca. Su «sí» debería ser «sí», y su «no», «no».

Cosa distinta es el silencio. Porque, si la mentira es siempre pecado, el silencio es muchas veces virtud (no siempre). La discreción es buena pauta de conducta. No tengo por qué decirle todo a todo el mundo. Hay verdades que, según la ocasión y el momento, conviene callar. ¿O acaso, por ejemplo, te sentirás autorizado a proclamar los defectos de tus hermanos con la excusa de que «es verdad»? Por muy verdad que sea, mejor cállatelo. Sé discreto.

Vuelvo al pacto de los hermanos Marías. Y a ese deseo de no mentir jamás. Ese pacto agrada mucho a Cristo. Él es la Verdad.

(TOI10S)

Mira bien a dónde miras

Los ojos son las ventanas abiertas del alma. Por ellos entran y salen ángeles y demonios, luces y ruidos. Por ellos se escapa el corazón o se llena de claridades. Con ellos matamos o amamos. Mira bien a dónde miras, porque no hay mirada que deje indiferente. Todas dejan huella en nosotros y en los demás.

Todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón. Una mirada lujuriosa siempre mancha el corazón. Ni siquiera la gracia del perdón sacramental borra esa mancha, porque el corazón tiene memoria. Y proyecta sombras después en el recuerdo, y el recuerdo se vuelve tentación. La mejor prevención contra la lujuria es guardar bien la vista.

Nuestros ojos fueron creados para contemplar el rostro de Cristo. Por eso, la mirada al crucifijo, o a imágenes de la Virgen, purifica mucho el corazón y lo limpia, poco a poco, de las manchas que dejaron en él miradas sucias.

Ten en tu casa imágenes de la Virgen, y un crucifijo en el dormitorio. Míralos con cariño. A mí me gusta tener un cuadro de la Señora cerca del televisor; nunca sabes cuándo tus ojos necesitarán refugio. Mejor tenerlo cerca.

(TOI10V)

Sacerdotes santos

Son ya más de treinta años de sacerdocio. Y, ahora que no nos oye nadie, te confiaré un secreto. Si, antes de ser ordenado, hubiera conocido los dolores y contrariedades que me esperaban, quizá me hubiera echado atrás. Agradezco que no me lo dijeran. Por otra parte, si me hubieran dicho lo feliz que iba a ser, no me lo hubiese creído. Me doy cuenta ahora de que entonces no sabía nada. Sólo sabía que Dios me llamaba. Y creo que sólo necesitaba saber eso.

Después de todo este tiempo, puedo gritar, lleno de gratitud, que estoy más enamorado que nunca, más apasionado que nunca, más loco que nunca. Sé que todo en esta vida, con el pasar de los años, acaba cansando. Pero el Amor de Cristo, y este ministerio sacerdotal con que he sido bendecido, se vuelven más apasionantes cuanto más los gustas. No concibo mi vida fuera del sacerdocio. Por eso sé, ahora más que nunca, que he sido llamado.

Por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad. Es mi gran descubrimiento: para santificar al pueblo, Dios no quiere que haga muchas cosas. Sólo una: ser santo yo.

(XTOSESC)

La verdadera grandeza

La verdadera grandeza no se identifica con el tamaño. Nuestro mundo se equivoca mucho en eso. Protege al elefante y mata al embrión. Pero nuestro mundo está ciego, es incapaz de captar la verdadera grandeza. Una persona puede ser enorme, inmensa, y pasar perfectamente desapercibida a los ojos de este mundo nuestro tan absurdo y necesitado de sanación. Mientras tanto, los mediocres hacen ruido, acumulan prestigio y son tenidos por grandes.

El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos. Te diré dónde está la verdadera grandeza. Es la vida de un hombre que no tiene otro deseo que hacer la voluntad de Dios. No le preocupa lo que piensen o digan de él en la tierra, tan sólo quiere agradar a su Padre celestial. Si consigue que Jesús sonría, se tiene por el más feliz de los mortales. Por eso se hace niño, se convierte en el último de los hombres, y procura no desviarse a derecha ni a izquierda del camino trazado por Dios.

(TOI10X)

Dios nos libre de las luces led

Antes, para cambiar una bombilla más te valía servirte de un pañuelo. Ay de ti como tocases la bombilla incandescente. Ahora las luces son más baratas y más frías. Son led. Y puedes tocarlas sin quemarte. Es verdad que ahorramos mucho, pero eso de la luz fría me parece un contrasentido. Además, cambian tan deprisa los modelos de led que nunca encuentras recambio; si se apaga, tienes que cambiar la lámpara entera.

Algunos que se dicen cristianos sustituyeron la luz del Crucifijo por una luz led. Encontraron la forma de practicar la piedad sin quemarse, sin entregar la vida. Rezan, disfrutan de una espiritualidad llena de consuelo y sentimiento, pero ni queman ni se queman. Es muy cómodo; tú te pegas la vida padre y luego vas al templo a rezar como quien va al balneario. Muy chic.

Vosotros sois la luz del mundo. Dios nos libre de ser luces led. No queremos ser luz fría. Queremos quemarnos y quemar. Y tampoco queremos ahorrar ni ser baratos. Queremos entregarnos del todo, derrochar la vida en el anuncio del evangelio. Queremos ser antorchas. Consumirnos e incendiar la tierra con el fuego del Espíritu. Pagaremos con sangre la factura de la luz.

(TOI10M)

Madre no hay más que una

Fue san Pablo VI quien quiso que María fuera invocada como madre de la Iglesia. Ese título no es una analogía ni una metáfora. Porque, analogías y metáforas aparte, madre no hay más que una. Cuando yo era niño, los yernos llamaban «mamá» a la suegra. Hace tiempo que no escucho a ningún yerno tomarse esas confianzas. Pero María no es una suegra simpática. Es madre. Verdadera madre.

Mujer, ahí tienes a tu hijo. Eso se lo dice la partera a la mamá cuando le entrega al niño recién nacido. Y el rostro de la mamá se ilumina, y sus brazos se extienden para abrazar a la criatura salida de sus entrañas.

Mujer, ahí tienes a tu hijo. Lo acabas de engendrar entre fuertes dolores. Porque los dolores del Calvario no eran sino dolores de parto. Todos los sufrimientos del Hijo resonaron en el corazón inmaculado de la madre. Y ella dio a luz a la eternidad al Cristo total, cabeza y cuerpo, que rasgaba su corazón según nacía con el dolor de siete espadas.

Mujer, ahí tienes a tu hijo. Míralo, lo has dado a luz, ya es un cristiano. Lo dice por la Iglesia. Lo dice por mí.

(MMI)

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