La Resurrección del Señor

11 mayo, 2024 – Espiritualidad digital

Que no es hotel, sino camino

hotelesSi esta vida fuera un hotel, yo me quejaría del servicio. Las instalaciones son incómodas, la habitación tiene goteras, la cama es dura, los vecinos alborotan y ni siquiera el wifi funciona bien. Incluso quienes viven en la suite se quejan de que la comida nunca está a su gusto. Si esta vida fuera un hotel, no le daría más de dos estrellas.

Pero esta vida no es un hotel.

Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios.

Desde el momento en que Jesús, tras resucitar de entre los muertos, ascendió al cielo y se dejó la puerta abierta, esta vida se ha convertido en un camino hacia la eternidad. El propio Jesús, presente por su Espíritu, camina a nuestro lado. Y, conforme ascendemos, vamos gritando a los hombres para que se unan a nuestra marcha.

Ahora entenderás las estrecheces. El camino es arduo y nuestras fuerzas pocas. Pero es Jesús quien nos guía, nos alimenta y nos conforta. Si desfallecemos, nos lleva en brazos.

Deja de quejarte del servicio, y ven. Que esta vida no es hotel, sino camino a Casa. Y nuestra casa es el cielo. Diez estrellas.

(ASCB)

La oración en nombre de Jesús

No entiendes las palabras de Jesús: Si pedís algo al Padre en mi nombre, os lo dará. Has pedido a Dios muchas cosas que no has recibido. Y siempre concluías tu oración diciendo: «Por Jesucristo nuestro Señor. Amén». Por eso piensas que esas palabras de Jesús no se han cumplido en ti.

Es que no es eso. Te lo explicaré con un ejemplo que se nos quedará pequeño, pero de momento servirá. Supón que una madre dice a su hijo: «Ve a la tienda y pide en mi nombre tres barras de pan. Diles que más tarde iré yo a pagarlas». Al niño le darán el pan, porque va en nombre de su madre. En la tienda conocen a la madre y se fían de ella. El niño no ha tenido que hacer otra cosa sino pedir, en nombre de la madre, lo que la madre quería.

Pedir en nombre de Jesús es dejar que el Espíritu de Jesús pida en ti lo que Jesús quiere. A esa petición el Padre no puede negarse. Sin embargo, cuando empleas el nombre de Jesús para pedir lo que quieres tú… Dios, entonces, te dará lo mejor. Aunque no sea lo que pediste.

(TP06S)

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