La Resurrección del Señor

Martes de la 10ª semana del Tiempo Ordinario (Ciclo impar) – Espiritualidad digital

El doble efecto de la sal

¿Has probado a echar sal en una herida abierta? Mejor no lo pruebes, porque escuece bastante. Sin embargo, se me ha ocurrido hacer una búsqueda en Internet, y mira lo que he encontrado: «El agua salada ayuda a limpiar y ayuda a curar mediante un proceso denominado ósmosis. La sustancia química que incluye sal, el cloruro de sodio, obliga al líquido de las células a “salir” del cuerpo cuando entra en contacto con ellas». Nunca te acostarás sin saber una cosa más.

Vosotros sois la sal de la tierra, dice el Señor. Y, visto lo visto, la sal, según donde caiga, suscita efectos distintos: En el entrecot despierta el sabor de la carne y la hace deliciosa al paladar. En una herida abierta escuece, pero esteriliza.

Llevemos la alegoría al significado que estaba en la intención del Señor cuando la pronunció: Un santo no deja a nadie indiferente. Algunos, al tratar con él, se sentirán movidos a ser mejores, a sacar lo mejor de sí mismos para Dios. Y otros se revolverán contra él, porque su mera presencia les escuece.

Ambos efectos son buenos. Lo único malo es un cristiano que deja indiferente. Eso es la negación misma del cristianismo.

(TOI10M)

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