La Resurrección del Señor

Fiesta de santa María Magdalena – Espiritualidad digital

La mujer eucarística

Si yo pudiera, nombraría a María Magdalena patrona de todas las sacristanas que, en nuestras parroquias, preparan los altares, limpian los ornamentos y tienen siempre a mano el purificador más limpio para el santo Sacrificio. Porque María Magdalena es una mujer profundamente eucarística, adoradora de ese cuerpo que ella ungió y al que quiso abrazarse cuando lo vio resucitado. Ese diálogo entre la santa y Jesús junto al sepulcro desprende brillos de Eucaristía.

Dime dónde lo has puesto… Así los ojos, clavados en la Hostia, gritan a las sagradas especies, apariencia de pan. «Sé que tienes guardado a mi Amor, dime dónde lo has puesto».

María… Así, como a ella, te llama Jesús por tu nombre desde la Hostia, cuando el sacerdote la eleva tras la consagración.

No me retengas… Lo has devorado, y quisieras abrazarlo y retenerlo para que no se escape, pero Él, una vez más, pasados unos minutos, se te escurre y tendrás que esperar hasta la misa siguiente para abrazarlo de nuevo.

De tu cuerpo se marcha, pero en tu alma se queda. Ve a mis hermanos… Y tú vuelves de misa lleno de Cristo, mientras tu rostro, resplandeciente de alegría, grita: He visto al Señor.

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