La Resurrección del Señor

Espiritualidad digital – Página 25 – Brevísima homilía diaria, por José-Fernando Rey Ballesteros

ESPIRITUALIDAD DIGITAL

Mientras quede un hombre mirando al cielo

Hace ya mucho tiempo que Europa se postró en tierra, y desde entonces no se ha levantado. Se eliminó a Cristo del escenario público, se retiraron crucifijos de los edificios oficiales, y se borró el nombre de Dios del vocabulario de los poderosos. Ya no hay alma para Europa, ni cielo, ni trascendencia. Se otorgan derechos a los animales porque cada vez es más difícil distinguirnos de ellos, salvo por los teléfonos móviles. Gran parte de la población europea no tiene en su horizonte más que tierra. Así vivimos, enterrados en ataúdes con conexión a Internet. Y quien se ponga de pie, quien ose hablar de cielo, de Dios o del alma, será expulsado furiosamente del escenario.

Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre. Aunque nos cancelen, aunque se rían, aunque nos ataquen o nos ridiculicen, debemos seguir de pie, asentados fuertemente en la tierra y con la mirada en Cristo. Mientras quede un hombre mirando al cielo hay esperanza para Europa. Porque, según se toman el trabajo de vomitarlo, ese hombre erguido seguirá recordándoles que hay algo más que tierra.

(TOI34S)

Por eso…

A lo largo de esta semana, las palabras del Señor han grabado a fuego en nuestras almas una verdad: Todo se viene abajo. La vida se acaba, los imperios se desmoronan, la belleza se marchita y la juventud pasa. Vivimos sentados sobre un cataclismo. ¿Dónde nos agarraremos?

El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Ahí tienes el refugio seguro, ahí está tu asidero.

Por eso las palabras del Señor son la roca firme en la que apoyarnos para tener vida.

Por eso dice Simón Pedro: Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna (Jn 6, 68).

Por eso dice el propio Cristo: Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará (Jn 15, 7).

Por eso, un día empleado en meditar las palabras de Cristo es, ya antes de la muerte, un día de cielo.

No te conformes con leer el evangelio por la mañana y olvidarte después. Grábalo a fuego en tu memoria, o recuerda, al menos, algunas frases, y saboréalas mientras trabajas, conduces o compras. Que sean ellas tu descanso durante el sueño, y tendrás vida.

Por eso no tememos. Porque escuchamos.

(TOI34V)

La primera lección

Así estaban Pedro y Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores. Hay todo un mundo tras esas palabras: Noches de pesca, mañanas de sueño, negocios con comerciantes, tardes de familia, celebraciones de sábado, visitas a la sinagoga, cansancios, enfermedades, ilusiones… En ese mundo habían nacido, en él vivían, y en él esperaban morir.

Hasta que, un día, Jesús irrumpió: Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres. La primera lección, por adelantado y antes de pagar la matrícula. Ellos mismos acababan de ser pescados. Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.

Repentinamente, el horizonte de aquellos hermanos se rasgó, como se rasga el mar cuando a un pez lo sacan del agua. Y se vieron conducidos por un Amor maravilloso a espacios abiertos, inabarcables, como habitantes de la eternidad. Todo cuanto hasta entonces era importante –la pesca, el dinero, la familia– quedó atrás, y ya sólo les importaba Cristo. Nunca se habían sentido tan libres.

Confía en lo que te voy a decir: Sé que tu mundo es confortable y, en buena medida, manejable. Pero sólo conocerás la verdadera libertad cuando te hayas dejado pescar por Cristo. Esa primera lección te cambiará la vida.

(3011)

Ejerced de profetas

Churchill, según una de las mil anécdotas que se le atribuyen, dijo que necesitaba un par de horas para preparar un discurso de quince minutos. Entonces le preguntaron cuánto tiempo necesitaría para preparar un discurso de una hora. Respondió: «Ese discurso no necesito prepararlo. Lo comienzo ahora mismo, si usted quiere».

Es verdad. Una homilía de ocho minutos me lleva, muchas veces, casi una hora de preparación. Si no preparo nada y empiezo a hablar, no me callaré en media hora. Por eso tengo obligación de preparar las homilías. Pero, muchas veces, aun teniendo delante el guion que he escrito, sin saber por qué, omito algunas partes. Y otras, de repente, me salgo del guion y ya no soy dueño de mis palabras. Es lo que tiene el poner los labios al servicio de Dios.

No tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro. Los sacerdotes debemos preparar la predicación, pero vosotros, cuando habléis de Dios con vuestros amigos, ni siquiera lo necesitáis. Abrid la boca y dejad que el Espíritu tome las riendas. Ejerced de profetas, ya que lo sois por el Bautismo.

(TOI34X)

Algo que no muera, ni canse, ni aburra

El templo construido por Herodes era de una belleza espectacular. Las gentes que acudían hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos. Jesús, viendo aquellos rostros de admiración, dijo a los suyos: Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida.

Recuérdalo, si quieres ser sabio.

Cuando veas una flor hermosa, recuerda que pronto estará seca y sepultada en la basura.

Cuando te fascine un cuerpo joven y hermoso, recuerda que pronto será viejo y lo llevarán en silla de ruedas.

Cuando contemples maravillado un amanecer, recuerda que pronto anochecerá.

Cuando disfrutes de una obra de arte, recuerda que, tras mucho disfrutarla, te cansará.

¿Existe algo sobre la tierra que no canse, una luz que no se apague, una hermosura que no llegue a aburrir? Por lo que yo sé, existe. Llevo muchos años celebrando misa todos los días, y cada vez la disfruto más. Si esto sigue así, acabaré por reventar de gozo.

¿Existe algo sobre la tierra que no se mueva, que no se caiga, que permanezca en pie mientras todo se desmorona? Sin duda: la Cruz. Quien se abrace a ella se salvará.

(TOI34M)

Una gota de perfume

Todos los lunes por la mañana, en nuestra parroquia tiene lugar «la cuenta». La empleada del despacho y un miembro de la junta de economía parroquial se reúnen para contar el dinero obtenido en las colectas del fin de semana. Se vuelca la bolsa sobre la mesa, y allí nadie sabe de dónde procede cada euro. Se compara el total con el presupuesto, y conforme a eso sabemos si la colecta ha sido buena, mala o regular.

Mientras tanto, Dios hace su propia «cuenta». Y la hace con el olfato. Porque Él huele cada ofrenda. Y algunas monedas le huelen a amor, mientras algunos billetes le huelen a rancio.

Esa viuda pobre ha echado más que todos, porque todos esos han contribuido a los donativos con lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir. Aquellas monedas de la viuda eran como los cinco panes que un niño le entregó en el monte. Poca cosa, en apariencia, pero, para quienes lo entregaban, lo eran todo.

A quienes tenemos que cubrir unos gastos nos importa la cantidad. Pero a Dios una gota de perfume le alegra más que cien litros de agua sucia.

(TOP34L)

Sólo Cristo reina

Estoy cansado de escuchar la frase «No soporto a los políticos». Con todas sus variantes. Dais demasiada importancia a los gobernantes, tanta como ellos se dan a sí mismos. Os están engañando, y os dejáis.

Pensad en cualquiera de ellos, en el que más rabia os dé. Cuando esté en la cima de su poder, cuando crea y os haga creer que el mundo es suyo, un solo movimiento del verdadero Rey llevándose la mano a los labios lo hará callar, y ese pobre hombre tendrá que presentarte desnudo ante Él y reconocer que no era nadie.

¿Dónde está Herodes, dónde Julio César, dónde Napoleón, dónde Alejandro «Magno»? Son polvo y cenizas, nada más. Sin embargo, mi santo patrón, san Fernando, que amaba a la Virgen, se disciplinaba en público y murió sobre cenizas, reina con Cristo en el cielo.

Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria y serán reunidas ante él todas las naciones. ¿Tendréis que esperar a ese momento para saber que Cristo es el único rey? Estad tranquilos. Sólo Cristo reina. Nada sucede sin que Él lo ordene para el bien.

(XTOREYA)

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