La Resurrección del Señor

21 octubre, 2023 – Espiritualidad digital

La misión de la Iglesia

Conocéis bien cuál era la situación política de Israel en tiempos de Cristo. La Tierra Prometida estaba ocupada por Roma, y los judíos tenían la obligación legal de financiar con sus impuesto, al Imperio.

Los fariseos quisieron que Jesús tomara partido públicamente en aquel conflicto político. ¿Es lícito pagar impuesto al César o no? Con esto pretendían, o bien enemistar a Cristo con Roma, o bien enemistarlo con los judíos rebeldes a Roma. Pero Jesús reconoció el rostro de Satanás detrás de aquellos hombres: Hipócritas, ¿por qué me tentáis?

Cristo cumplió siempre sus obligaciones ciudadanas: pagó sus impuestos, e incluso obedeció a Pilato reconociendo que el poder del Procurador le venía de lo alto. Pero jamás se declaró públicamente a favor ni en contra de Roma. No era ésa su misión. Él había venido a salvar a judíos y romanos.

Vosotros, los seglares, si os sentís llamados a ello, tomad partido, defended vuestras ideas en las cuestiones temporales; podéis hacer mucho bien en ese terreno. Pero jamás mezcléis a la Iglesia en esos asuntos. La misión de la Iglesia es proclamar las verdades eternas, no tomar partido en cuestiones temporales u opinables. Eso os lo ha dejado Dios a vosotros.

(TOA29)

El error de partir la vida en dos

Un error frecuente en algunos cristianos consiste en partir la vida en dos: lo que se ofrece a Dios y lo que no hay más remedio que hacer para vivir. Esto les provoca una tensión insufrible: Si no están rezando ante el sagrario, no sirven a Dios. Qué ganas de acabar de trabajar para volver al templo. Lo mismo les sucede con el apostolado: Si no están hablando explícitamente de Dios, no están evangelizando. Si hablan de fútbol, se trata de una cesión a la frivolidad.

Así no hay quien viva. Y la fe debe ser vida, no angustia. No hay enfrentamiento entre fe y vida. Los tiempos de trabajo y de descanso, vividos en presencia de Dios, son también ofrenda santa, tanto como la oración. Y hablando de fútbol se puede evangelizar tanto como hablando de la santísima Trinidad.

Todo aquel que se declare por mí ante los hombres... Declararse por Cristo no consiste en ir por la calle con un pectoral colgando del cuello, como un obispo. Consiste en hacer presente en la propia vida la vida de Cristo. Y Cristo no sólo proclamaba parábolas. También reía, hablaba del tiempo, comentaba las noticias… Todo con amor y alegría.

(TOI28S)

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad