La Resurrección del Señor

24 junio, 2023 – Espiritualidad digital

Bajo el abrazo de Dios

Siempre me ha gustado esa frase del salmo 31: Todo me da miedo (Sal 31, 14). Me hace sentir en casa.

Y me hace entender, como una respuesta a esa humanidad nuestra tan temblorosa, las tres veces que el Señor, en el evangelio de hoy dice: No tengáis miedo (a los hombres). No tengáis miedo (a los que matan el cuerpo). (Por eso) No tengáis miedo. Es como la voz de un padre que abraza a su hijo tembloroso y le dice: «Estoy aquí, estoy contigo».

La oración acalla los miedos en lo profundo del alma. Y, aunque la carne siga temblando, en el espíritu se posa la paz. Sabes que el Dios que te creó te ama, te cuida y te protege. Que no permitirá nada que no sea para tu bien. Que, si no te apartas de ese abrazo, puedes estar seguro de que lo que te está sucediendo ahora es lo mejor que podría sucederte.

Por las tres veces en que dice: No tengáis miedo, una sola vez dice: Temed. ¿A quién? Al que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehenna. Al pecado. A ese movimiento que te aparta del abrazo de Dios.

(TOA12)

«Dios es favorable»

En gran parte de los casos, desgraciadamente, hoy los nombres no significan nada. Antes los nombres venían del cielo, porque los padres los tomaban del santoral para sus hijos. Pero ahora está de moda sacar el nombre del cine o de la imaginación, como se hace con las mascotas. Y uno acaba bautizando a niños sin poder invocar a ningún santo homónimo que los proteja. ¡Si al menos ellos fueran santos, podrían proteger a las Lúas, Anaís y Yésicas que vinieran detrás!

Juan es su nombre. ¡Bien dicho, Zacarías, o, mejor, bien escrito! Porque el nombre de Juan vino del cielo, y significa «Dios es favorable», es decir, Dios no está enfadado. Y es que Juan marca ese momento de gracia en que la antigua alianza da paso a la nueva. La hora de Juan hace estremecer a la Historia. Todos los profetas anunciaron a Cristo, pero el hijo de Zacarías lo tocó. Por eso su profecía, desde el seno materno, es alborozada y precipitada; por eso muere con prisa, agotando en su martirio esa voz que señalaba al Verbo.

Toda la vida de Juan se resume en una palabra: Cristo. Si hubiera que resumir la tuya, ¿qué palabra usarías?

(2406)

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