La Resurrección del Señor

9 septiembre, 2023 – Espiritualidad digital

El poder de atar y desatar

Hace dos semanas se lo prometió Jesús a Simón Pedro. Y hoy extiende la misma promesa a los demás apóstoles:

Todo lo que atéis en la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en los cielos.

Esta potestad la tenemos también los sacerdotes. A nosotros nos gusta más desatar que atar. Nos traen a un niño recién nacido para que reciba el Bautismo. Viene atado a Satanás –no os asustéis, que es la verdad– con la cadena del pecado original. Y nosotros, al derramar el agua sobre su cabeza, lo desatamos y liberamos su alma. Venís vosotros al confesonario, y venís atados a vuestras culpas. Los sacerdotes, con la absolución sacramental, os desatamos y salís de allí felices. ¡Qué hermoso es ser sacerdote! Y que el Señor se sirva de nosotros para desatar a sus ovejas cuando ellas se enredan en los lazos del pecado.

Pero también a los sacerdotes nos gusta atar. Aunque es más difícil. Quisiéramos atar a todas las almas a Cristo. Anudarlas con lazos de Amor a su Cruz y apretar fuerte el nudo para que no se desate. Pero, para ello, necesitamos vuestra obediencia. Dejaos atar.

(TOA23)

Pasear por la vida con usted

Ayer, los invitados a la boda comían y bebían, porque estaban con el novio. Algo semejante refiere hoy el Señor al hablar de los compañeros del rey David:

¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus compañeros sintieron hambre? Entró en la casa de Dios, y tomando los panes de la proposición, que solo está permitido comer a los sacerdotes, comió él y dio a los que estaban con él.

Estos hombres, como aquellos invitados a la boda, pudieron comer los panes de la proposición porque estaban con David. Y, en ambos casos, se nos hace llegar el mismo anuncio:

Da gusto caminar por la vida con Cristo. Él es señor del sábado y de la creación entera. En su compañía, caminamos como reyes, profetas y sacerdotes. Todo nos pertenece: los campos, los cielos, el mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro. Todo es vuestro, vosotros de Cristo y Cristo de Dios (1Co 3, 22-23).

En «Murieron con las botas puestas» Errol Flynn le dice a Olivia de Havilland: «Ha sido muy agradable pasear por la vida con usted». Eso mismo digo yo al Señor, con una diferencia: que también pasaré con Él la eternidad.

(TOI22S)

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