La Resurrección del Señor

Fiesta de san Bartolomé (apóstol) – Espiritualidad digital

Alguien te presenta a alguien

A muchos de vosotros os ha sucedido: un día os presentaron a alguien, y ese día vuestra vida cambió, porque la persona que os habían presentado se convirtió, con el tiempo, en vuestro compañero o compañera inseparable. No fueron buenos consejos, ni palabras sabias, que nunca vienen mal, los que os transformaron. Fue algo tan sencillo y maravilloso como alguien que os presentó a alguien.

Así le sucedió a Natanael: Felipe le contestó: «Ven y verás». Su hermano le presentó a Cristo, y Natanael cayó rendido ante Él: Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de Israel. Su vida ya nunca fue la misma. Y su muerte fue la consumación de aquel encuentro. Murió mártir, despellejado en la India por hacer con otros lo que habían hecho con Él: presentarles a Cristo.

Hay que recordarlo mucho, porque sigue habiendo gente empeñada en evangelizar a base de discursos moralizantes y soporíferos. Yo conocí en la Universidad a uno de esos «pesados». Lo llamábamos «el charlas», y huíamos de él. No hagáis eso. No deis consejos a gente que no os los ha pedido. Sencillamente, hablad de Cristo con naturalidad a vuestros semejantes. Decidles que Él os curó.

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