Según el horario previsto
¡Cuántas veces tendrá Jesús que decirnos lo mismo!
¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?
Pero, por más que nos lo diga, no acabamos de aprender. Como les sucedió a los apóstoles durante aquella tormenta, a menudo sentimos que las aguas nos tragan, que hemos perdido el control de la pequeña barca que es nuestra vida, que las olas nos sacuden hasta el vértigo y nos puede la angustia. Entonces clamamos al Señor desesperados y Él, sereno, nos vuelve a decir:
¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?
Una vez más, habíamos olvidado que no nos corresponde llevar el control, que la barquichuela la dirige Él, incluso cuando está dormido. ¿Cómo haces, Jesús, para guiar la barca mientras duermes? Dímelo, para que no vuelva a tener miedo.
«En mi vigilia gobierno desde la tierra. En mi sueño gobierno desde el cielo. Porque, cuando duermo, sueño con mi Padre. Y tú soñarías conmigo si también supieras dormir. Ten calma».
Dice san Pablo que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien (Rom 8, 28). Deberíamos grabarlo en piedra y mirarlo quince veces por minuto: Todo marcha según el horario previsto. El horario previsto por Dios.
(TOI13M)