No te hundas

Hay pasajes evangélicos que se cumplen cada día en la vida de muchos de nosotros.

Comienzas la jornada cuando suena el despertador. Despegas los ojos, y tu cama te parece una barca que flota sobre la muerte. En cuanto salgas, sales a morir, a dar la vida, a entregarte… Cuesta un poco. Pero sobre esas aguas, Jesús crucificado, la Vida que camina sobre la muerte, te llama:

Ven.

Sales de la cama como quien responde. Te postras, alabas al Señor, y el día te parece maravilloso, porque Él está ante ti y vas hacia Él. No se puede empezar mejor.

Tras el aseo, la oración… un día perfecto. Después, el desayuno… una tostada deliciosa, y Jesús contigo. Después, el coche, y a la carretera, rezando el rosario. ¡Qué gran día!

Pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse.

Segundo misterio, tercera avemaría. Y, mientras adelantas, el coche que va detrás de ti se pega al tuyo y empieza a lanzarte destellos con los faros… «Santa María, madre de… ¡Pero será idiota ese tío!».

No te desanimes, no pasa nada. Sigue leyendo: Señor, sálvame. ¡Arriba! Un avemaría por el conductor, y a recomenzar. No te hundas.

(TOI18M)