Los que mueren en el Señor
Te copio una frase del Apocalipsis: Bienaventurados los muertos, los que mueren en el Señor (Ap 14, 13). Aparentemente, la muerte es lo contrario de la buenaventura, es el fin de toda dicha y la pura malaventura. Pero, según estas palabras, hay varias formas de morir.
Quien guarda mi palabra no verá la muerte para siempre. La muerte para siempre es la soledad y desamor eternos de los condenados, quienes eligieron vivir de espaldas a Dios y así entraron en la eternidad. Es un estar muriendo sin poder morir. Dolor eterno.
Pero Cristo ha venido a conquistar la muerte. Ha venido a tenderse en ella, a abrir sus brazos y convertirla en Cruz, en puerta del cielo. Sobre todo, ha venido a convertir la muerte en Amor, en entrega generosa de la vida que encuentra su culmen en la luz eterna.
He conocido a cristianos que, instantes antes de morir, fijaron la vista en lo alto. Ahí viene, está ahí. ¿Quién está? La Virgen, viene la Virgen. Otro dijo: Viene el Papa. Murió el mismo día que Juan Pablo II.
No. El cristiano no muere para siempre. Cruza la muerte de la mano de Dios y entra en el cielo.
(TC05J)