El discreto ayuno eucarístico

Juan Bautista supone el paso de la antigua a la nueva alianza. Con una mano, señala al Cordero de Dios mientras, con la otra, permanece unido a la antigua Ley. Esta mano es la que se deja ver hoy, en la pregunta que los discípulos de Juan hacen a Jesús:

¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?

Seguramente, se refieren a esos ayunos públicos que condenó el Señor en el Sermón de la Montaña: Cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará (Mt 6, 17-18).

El ayuno del cristiano es discreto y alegre. En todo caso, queda claro que los amigos del esposo no pueden guardar luto mientras el esposo está con ellos. En Misa no ayunamos: comemos y bebemos.

No descuidéis nunca el ayuno eucarístico. Me gusta por lo que tiene de simbólico. No estamos creados para el ayuno, sino para la fiesta. Si ayunamos, es para saciarnos después. La muerte no es, para nosotros, más que un paso hacia la Vida.

(TOI13S)