Aunque la verdad duela

Ebrio de alcohol y de lujuria, Herodes arrebató la vida a Juan. Y, al hacerlo, asesinó a la persona que más le había dado en este mundo, porque el Bautista había regalado al rey el tesoro de la verdad. Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado, por motivo de Herodías, mujer de su hermano Filipo; porque Juan le decía que no le era lícito vivir con ella.

Los padres de Herodes le habían dado la vida, pero Juan le dio la verdad, que vale más que la vida. Por eso el Bautista no dudó a la hora de entregar la vida a cambio de la verdad.

Sé que la verdad, en ocasiones, duele. A Herodes le dolió la verdad. Pero, si se hubiera dejado herir, habría salvado la verdad y la vida. Al defenderse, perdió las dos.

También sé que el mundo es hoy un gran teatro. La búsqueda de likes y retuits están convirtiendo a los hombres en surtidores de mentiras agradables. Pero nosotros somos discípulos del que ha venido a este mundo a dar testimonio de la verdad (Jn 19, 37). No podemos callar. Aunque duela. Aunque nos maten.

(TOI17S)