Muchos de vosotros asistiréis, este domingo, a la primera misa de vuestras vacaciones. Y podría desconcertaros que, una vez deshechas las maletas y dispuestos a disfrutar del primer aperitivo, el Señor os diga:
¡Poneos en camino!
¡Pero si yo venía a tumbarme!
Has traído al apartamento quince maletas, y te dice Jesús:
No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias.
¿Y dónde meto el cargador del móvil, y el plato de la comida del perro?
Jajaja. Y, por si no hubiera suficiente:
La mies es abundante y los obreros pocos.
¡O sea, que encima quieres que me ponga a trabajar en vacaciones! ¡Adiós, descanso! Y ¿qué trabajo quieres que haga?
Cuando entréis en una casa, decid primero: «Paz a esta casa»… Curad a los enfermos que haya.
Tu trabajo es ir a la playa, beber cerveza en el chiringuito y pasear al atardecer. Pero no como quien se ha ganado un descanso y se lo cobra, sino como quien ha sido enviado por Cristo a proclamar: El reino de Dios ha llegado a vosotros.
Hay mucha gente en tu lugar de vacaciones que necesita ese anuncio. ¿A qué esperas? ¡Ve al chiringuito, que te esperan la cerveza, las almas y Dios!
(TOC14)